Cor�n Tellado, la rom�ntica eterna

. España - Martes 25 de abril - 4:06 pm - Agencias

La escri­tora española Corín Tellado, describió su obra, “ni soy romántica ni escribo novelas románticas. Soy po­sitiva y sensible, y escribo no­velas de sentimientos, que no es lo mismo”. Su obra consta de alrededor de cinco mil novelas.

Sin embargo, a 90 años de su nacimiento, María del So­corro Tellado López — nacida en Viavélez, El Franco, Astu­rias, el 25 de abril de 1927— es considerada como una de las exponentes de la novela rosa.

La autora más vendida en idioma español, de acuerdo al Libro Récord Guinness de 1994, vendió hasta su muerte, el 11 de abril de 2009, 400 millones de ejem­plares de sus no­velas, traducidas a más de 27 idiomas y que continúan re­produciéndose en formato digital.

La Organización de las Na­ciones Unidas para la Educa­ción, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró a Tellado, en 1962, como la autora más leí­da después de Miguel de Cer­vantes Saavedra (1547-1616), escritor de El ingenioso hidal­go don Quijote de la Mancha, la obra más destacada de la li­teratura española, publicada en 1605.

El ensayista y editor Pável Granados, becario del Cen­tro Mexicano de Escritores (2005-2006), Premio Pa­gés Llergo de Comunicación 2010 y actual coordinador del Catálogo de Música Popular Mexicana, expresó que Corín Tellado fue una de las escrito­ras más envidiadas y odiadas por los autores mexicanos, porque todo el mundo la leía. Sin embargo, la española no logró trascender por la crea­ción de un personaje emble­mático en sus historias.

“Corín Tellado fue por mu­chos años la escritora más envidiada y odiada por los au­tores mexicanos, porque era al mismo tiempo una autora que todo el mundo leía: fun­damentalmente los que no leían, sabían quién era y los intelectuales sabían que poco podían competir con ella".

“Siempre fue un gran mis­terio, una incógnita, saber por qué su li­teratura trascendía a todas las capas sociales, entraba a todos los lugares y muchos llegaron a decir que era inútil tratar de competir con ella".

“Siempre fue una literatura me­nospreciada y no va a ser de culto jamás. Sin embargo, nos hace pensar qué significa que haya existido una mujer como ella. Hay autores que venden mucho, pero no logran tan­to arraigo en la memoria de la gente”, opinó Granados.

El ensayista recordó que la inglesa Barbara Cartland (1901-2000), quien también fue considerada por el Li­bro Récord Guinness en 1976 como la autora más vendida y prolífica, con 97 publica­ciones al año, no tuvo tanta penetración como lo hizo Te­llado en idioma español, a pe­sar del olvido del título de sus novelas por muchos de sus lectores.

“Si bien en la alta cultu­ra estamos acostumbrados a saber que las obras de arte nos señalan cuáles son los conflictos sociales, los best seller son fenómenos de ma­sas porque tratan de sugerir algunas respuestas.

“Corín Tellado fue impor­tante en ese sentido, porque dio una respuesta emocional a una sociedad española, tan reprimida, y a la mexicana, bastante machista, en vías de liberación. Tellado les dijo a las mujeres qué hacer: amar. Ese fue un recetario que se­guían las lectoras y que los escritores mexicanos vieron pasar con resignación”, ex­plicó Granados.

Tellado, única mujer de cinco hermanos, hijos de un matrimonio de una ama de casa y un maquinista naval, estudió en una escuela de monjas. Fue lectora asidua a los franceses Alejandro Du­mas y Balzac y a los españo­les Miguel Delibes y Pedro Mata. Tras la muerte de su padre en 1945, su librero la contactó con Editorial Bru­guera, la cual publicó su pri­mera novela el 12 de octubre de 1946, titulada Atrevida apuesta.

En 1951 la revista Vanida­des firmó contrato con Tella­do para que le entregara dos novelas cortas e inéditas al mes. Esto elevó su tiraje de 16 mil a 68 mil ejemplares vendidos.

“Quizá habría que leerla hoy para saber qué nos dicen sus novelas. Su época fue la de la literatura pésima, pero que se leía por todos lados y que daba una respuesta sobre el amor.

“Corín Tellado no creó nin­gún personaje memorable y si la intelectualidad mexicana la odiaba, la española mucho más, porque era una mu­jer que concentraba en gran medida la actividad lectora de su tiempo. Fue una autora a quien ningún escritor tomó en serio nunca, cosa contraria a quienes se dedican a vender recetas fáciles como el bra­sileño Paulo Coelho, quien sí logró ser parte de la Academia de la Lengua en Brasil. Ella no logró nada de eso, pero tenía conciencia de ello”, concluyó.